Tras este año que tanto nos ha cambiado la vida, ¿que ha pasado con los destinos turísticos? ¿Han cambiado mucho? Quizás el visitante que viene por segunda vez como mínimo podría opinar pero cuando vas a venir por primera vez, el que les escribe, como habitante permanente de esta isla, intentaré ser lo más objetivo posible. Lo primero es que las zonas turísticas tradicionales se han calmado y las playas y jardines toman protagonismo frente a las infraestructuras. Playas muy tranquilas y en algunos momentos casi vacías, algo inimaginable hace menos de dos años. Los bulliciosos centros turísticos se han convertido en un oasis de calma y quietud. Los lugares de visita frecuente como La Cueva de Los Verdes o el Parque Nacional de Timanfaya acostumbrados a colas de turistas a la entrada y los aparcamientos repletos con coche de alquiler y guaguas, están ahora a menos de una cuarta parte de su capacidad.

Toda esta situación se traduce en una calidad para nuestros visitantes que disfrutan de esa atmósfera de Lanzarote tal como la vio hace algunas décadas el artista César Manrique. En lo referente a los espacios naturales, estos brillan con mucha fuerza pues aunque en general están bien conservados en la isla, el menor flujo de visitantes durante muchos meses, ha borrado las pisadas de muchos senderos en volcanes cubiertos de arena volcánica y parece que uno fuera el primero en explorar ciertos sitios. Mientras recorre cualquier itinerario, se encuentra uno con más frecuencia aves que suelen ser más huidizas y que no encontrabas tan facilemente antes de la pandemia. También a la hora de hacer esnorkel encuentras un montón de vida marina. En definitiva, podemos decir que este periodo ha sido para la isla una pausa de regeneración y recuperación de su naturaleza.

Es por todo esto, que quizás este momento, sea una buena opción venir a disfrutar de Lanzarote. Te recibiremos con los brazos abiertos pues también los residentes estamos deseando compartir  cariñosamente nuestra isla a los que decidan venir a visitarnos.